Biografia Artistica

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Piano de Cuba Isla de Malta prensa Fesitval Rosario

EL PIANO DE CUBA


El jazz y la música cubana conocen de largos años de intercambios e influencias mutuas, desde los tiempos en que Mario Bauzá y Machito asombraron a los músicos norteamericanos con sus “Afro-Cubans”, y tanto uno como la otra se construyeron utilizando el sistema de organización de alturas (o notas, dicho en forma más simple) denominado “sistema tonal”, que fue una de la grandes herencias de la inmensa tradición de siglos de música europea. Claro que al sistema tonal que sirvió de base a genios tan diversos como Bach, Mozart, o Chopin, en Cuba se sumaron los maravillosos patrones rítmicos que los afrocubanos heredaron de sus ancestros traídos como esclavos, y que también los afrocubanos continuaron elaborando, en base a la inédita mixtura de culturas que se dio en la isla, y con el aporte único de la riqueza tímbrica debida a los instrumentos llegados del continente negro más aquellos que fueron naciendo al calor del trópico.
Esta relación entre géneros tan distintos quedó claramente en evidencia durante el XI Festival de Jazz Rosario, “Santiago Grande Castelli”, así llamado en homenaje al guitarrista, profesor, compositor y arreglador rosarino. Allí, el sábado 3 de noviembre, ante unas 200 personas reunidas en el teatro “La Comedia”, el enorme pianista cubano Luis Lugo brindó un concierto memorable, concierto que por fortuna se grabó y próximamente será editado, para que todos podamos disfrutarlo.
Lugo, quien ha recorrido ampliamente la Argentina como concertista, docente y compositor, incluyendo un ciclo de cuatro recitales en la sala mayor del Teatro Colón en 2003, es un pianista de reconocido prestigio internacional, con una extraordinaria formación académica, la cual lo llevó desde su Habana natal hasta el Conservatorio Tchaikovsky de Moscú, al cual fue invitado por el vicerrector de la institución y donde fue alumno del “Artista emérito de Rusia” Rudolf Kerer.
Son incontables las críticas elogiosas al estilo único y la capacidad creadora de Luis Lugo, que con sus arreglos descubre nuevas facetas en cada obra que aborda. De hecho su lenguaje amalgama una gran riqueza de matices dinámicos con una brillante musicalidad, donde luce un fraseo exquisito y un hermoso sonido, y todo ello con una naturalidad que fluye de su enorme dominio técnico del piano. Por si esto fuera poco, Lugo brinda además su asombrosa capacidad para fusionar estilos musicales tan diversos y en apariencia distantes, como la más pura tradición de la música clásica, el complejo mundo del jazz y las melodías y ritmos de su Cuba natal. Así, por momentos su ejecución pasaba de una atmósfera romántica, con colores que hacían pensar en los autores del siglo XIX, hasta llegar a esquemas rítmicos absolutamente cubanos.
La velada duró más de tres horas y se inició con la participación de tres notables agrupaciones. En primer lugar el escenario fue abierto por la orquesta local Tradicional Jazz Band, única banda argentina de jazz tradicional con presencia permanente en el legendario Museo del Jazz de New Orleans. Luego subió a escena el también rosarino Helio Gallo Quinteto, que contó con la vocalista Laura Pasquali, para dar paso por último al Eduardo Elía Cuarteto, con cuatro jóvenes músicos oriundos de Córdoba y Villa María. Fue un poco excesiva la longitud del concierto, ya que Lugo recién hizo su aparición cerca de la medianoche, bromeando con la oscuridad de la sala al decir: “está todo tan negro que me voy a tener que reír”. De inmediato se sentó frente al piano, con una tremenda calma, y comenzó a desgranar una tras otra sus creaciones, utilizando además un sintetizador en algunos fragmentos. El recital se extendió hasta la una de la madrugada y los aplausos y ovaciones fueron la devolución constante del público.
De inmediato nos acercamos a los camarines para no perder la oportunidad de hablar con este hombre, apodado “El piano de Cuba”:

¿Qué podría comentarnos acerca del repertorio que escuchamos hoy?

Acá fundamentalmente es una política y toda una estructura musical que yo he creado a partir de que he querido un poco recrear el mundo clásico, el mundo del jazz, y el mundo de la música netamente cubana, todo centrado en mi persona. Entonces a partir de eso son estos arreglos que hago, que son todos fuera del contexto habitual con que algunos temas se escuchan. Es un lenguaje donde están comprometidos elementos rítmicos cubanos, con un entorno sonoro clásico y con una mentalidad contemporánea, por decirlo de alguna manera, y todo eso yo trato de mixturar en mi figura como músico, y trato de tener este proyecto que es como una síntesis de todas estas culturas.
Muchas han sido obras mías, como habrás visto también temas de Edith Piaf, el “Himno al amor” por ejemplo, habrás escuchado “Lágrimas negras” también, y este último tema que se llama “Yoruba soy, así son las cosas”, tiene esos dos nombres para cerrar definitivamente que soy latino-africano, y es un rezo yoruba, que forma parte de la religión nuestra, con una mezcla de los ritmos posteriores de la música cubana, con un entorno dramático determinado.

¿Y porqué una pieza solamente con la mano izquierda? ¿Tiene alguna alusión a Ravel?*

No, simplemente porque me pareció que es aburrido tocarla con las dos manos.

El concierto lleva por nombre “La jungla, lo real maravilloso”, ¿porqué?

La idea de este concierto es el leitmotiv, la jungla es selva , caminos intrincados. Toda Cuba se puede sintetizar en un enorme verde. Este concierto refleja los diversos caminos que surgen a partir de mi persona, respeto profundo y reconocimiento en un primer plano por mis ancestros africanos y sus mitologías, rebeldía contra todo lo que se interponga, visión cosmopolita y universal a partir de mis raíces. Es la suma de las virtudes del clasicismo con una mirada cubana.
 Además, “La Jungla” es un cuadro de Wilfredo Lam, uno de los más grandes pintores cubanos, y uno de los de mayor trascendencia universal. El cuadro fue pintado en los años 40 y actualmente se encuentra en el museo de Nueva York.

¿Y las influencias que hay entre la música cubana y el jazz, que consecuencias tienen?

Bueno, yo constantemente lo estoy diciendo, que a mi juicio el jazz norteamericano hace más de cuarenta años que llegó a un tope y como que es más de lo mismo, es muy difícil intentar tan siquiera superarlo, desde ese punto de vista es insuperable. Es un movimiento que sí, sigue todavía prendido en las masas pero como originalidad es cero originalidad, y la única manera que uno tiene de volver a retomarlo, a reinventarlo, es cuando tú le empiezas a incorporar ritmos nativos de otros lugares, como por ejemplo hasta ahora lo más célebre que ha existido ha sido cuando se incorporaron los ritmos cubanos. De ahí vino luego la denominación mal llamada latin-jazz, en realidad es jazz cubano, porque los ritmos son cubanos y la tendencia es recrear todos esos temas con lo que nosotros llamamos la “descarga”, que fue la unión de los grandes percusionistas cubanos, como Chano Pozo en su momento, con los músicos célebres de Estados Unidos en aquellas épocas, como Dizzy Gillespie. Por supuesto en las últimas décadas los grandes exponentes son todos los artistas cubanos que ya todo el mundo conoce como Chucho Valdéz o Gonzalito Rubalcaba, creo que toda una generación, o dos generaciones que se dedican a cultivar estos ritmos, y por supuesto el granito de arena que siempre imponen los demás pianistas y músicos de otras partes del mundo.

Se había comentado que una pareja de baile lo iba a acompañar y tenía la idea de dictar algunos talleres. ¿Esto se suspendió?

Sí, pero esto se suspendió, porque no contó con toda la publicidad necesaria, y si bien en Rosario hay un gran movimiento salsero, no pudimos dedicarnos a gestionar mayor publicidad. Pero es una deuda que queda pendiente para venir con un gran espectáculo y hacer el taller también.



* Maurice Ravel escribió a principios de los años treinta el célebre “Concierto para la mano izquierda”, dedicado al pianista austriaco Paul Wittgenstein, quien había perdido la mano derecha en la Primera Guerra Mundial.

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